Bienvenido a E pur si muove. Si has llegado hasta aquí, lo más probable es que seas un familiar o un amigo. Si, por el contrario, no me conoces de nada, es posible que hayas llegado por accidente. Te invito igualmente a quedarte, aunque lo más posible es que mi vida no te importe demasiado y tengas cosas más importantes que hacer. Así que, si te vas, no offense taken.
Es, sin duda, un diario personal. Ojalá hubiese empezado a escribir mi día a día hace cinco, diez o quince años. Habría sido un ejercicio implacable de tenacidad y de reflexión personal, y podría consultar con detalle muchos episodios que se han convertido en difusos y vagos. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, así que me dispongo a empezar ahora y poder recuperar, dentro de muchos años, las experiencias que he vivido en Taiwán.
Es un espacio de divulgación, porque voy a tratar de explicar el proyecto del que formo parte y los misterios que intentamos resolver. Y digo «tratar», no porque sean muy complejos, sino porque ni siquiera yo mismo tengo claro cuáles son exactamente. Empezamos bien, ¿verdad?
No sé si esta introducción te ha animado a pasar tiempo aquí, o si, por el contrario, te han entrado ganas de irte. En cualquier caso, bienvenido y... ¡vamos allá!
Este blog es, a la vez, un enlace, un diario personal y un espacio de divulgación.
Es un enlace con mi familia y amistades. Es inevitable que hablar sea más difícil desde la otra punta del mundo. Y no me refiero solo a explicar dónde estoy o qué estoy haciendo. Lo verdaderamente importante en la comunicación son los anhelos, los miedos, las inquietudes y las esperanzas. Esto es lo que intentaré transmitir en E pur si muove y lo que, espero, puedan responderme mis seres queridos en estas mismas páginas.
Es, sin duda, un diario personal. Ojalá hubiese empezado a escribir mi día a día hace cinco, diez o quince años. Habría sido un ejercicio implacable de tenacidad y de reflexión personal, y podría consultar con detalle muchos episodios que se han convertido en difusos y vagos. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, así que me dispongo a empezar ahora y poder recuperar, dentro de muchos años, las experiencias que he vivido en Taiwán.
Es un espacio de divulgación, porque voy a tratar de explicar el proyecto del que formo parte y los misterios que intentamos resolver. Y digo «tratar», no porque sean muy complejos, sino porque ni siquiera yo mismo tengo claro cuáles son exactamente. Empezamos bien, ¿verdad?
No sé si esta introducción te ha animado a pasar tiempo aquí, o si, por el contrario, te han entrado ganas de irte. En cualquier caso, bienvenido y... ¡vamos allá!
PD: te habrás preguntado cuál es el sentido del nombre del blog. Venga, va.
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